Continúa desde John Lee Hooker II
En 1970, un Hooker que apenas rebasaba los cincuenta años se trasladó a San Francisco contagiado por el sueño californiano. Seguía tocando su boogie a la guitarra y cantaba con más alma que nunca. En ese momento de su carrera, se le ofreció la posibilidad de grabar con un ambicioso grupo de rockeros blancos estadounidenses llamado Canned Heat, como la canción de Tommy Johnson, y cuyo repertorio incluía adaptaciones de las canciones de Hooker. Juntos grabaron el álbum doble “Hooker’n Heat” en una de las colaboraciones más provechosas, y tal vez impredecibles, de toda su carrera.
La relación con el grupo, no obstante, fue breve; antes de que el disco llegara a mezclarse, Alan Wilson, el líder de la banda, murió de sobredosis. Desde un punto de vista económico, el álbum funcionó razonablemente bien alcanzando el puesto setenta y tres en las listas, pero desde el punto de vista artístico, “Hooker ‘N Heat” descubrió el potencial de un verdadero encuentro entre el rock y el blues y ha quedado como uno de los mejores discos de su época.
Pronto siguieron otros álbumes de colaboración, incluidos “Endless Boogie” en 1971 y “Never Get Out of These Blues Alive” en 1972, que incluyó a Steve Miller, Elvin Bishop y Van Morrison, entre otros. Sin embargo, estos años y hasta la aparición de “The Healer” en 1988, son considerados como un tiempo perdido; sus discos no consiguieron ascender en las listas de éxito.
En California volvió a reunirse con su mujer, de la que ya se había dicorciado, y con sus hijos. Ayudó a su exesposa a comprar una casa, y cuando Maude decidió trasladarse de vuelta a Detroit, Hooker dejó que su hija Zakiya ocupara la residencia. Cuando Maude regresó, volvió a poner dinero para otra casa, además de regalar coches a toda su familia. Sus hijos, John Lee Junior y Robert, tuvieron problemas con las drogas; el primero terminó en prisión, mientras que el segundo logró recuperarse gracias a su fe religiosa. Es posible que la inestabilidad del hogar fuera debida a las constantes giras del padre y a que el ejemplo que daba a sus hijos, con fiestas hasta altas horas de la noche, no fuera precisamente un modelo a seguir, pero su enorme generosidad queda fuera de toda duda.
Cuando en 1988 grabó “The Healer”, un impactante disco de regreso, Hooker dejó que Carlos Santana se encargara del trabajo con la guitarra en el tema que daba título al álbum. Ningún sello discográfico importante se mostró interesado en publicar “The Healer”, a pesar de los famosos nombres que aparecerían en la portada. Hooker ya no tenía buena estrella, las reediciones de sus primeros discos eran muy frecuentes y pocos en la industria se entusiasmaban con sus proyectos. Sin embargo, cuando finalmente se publicó, el disco arrasó primero en el Reino Unido para después alcanzar las listas de pop norteamericanas.
El siguiente disco de Hooker fue "Mr. Lucky", en el que también había colaboraciones de diversas estrellas como Carlos Santana y Robert Cray que ya habían participado en “The Healer”. Ahora no faltaban celebridades de la música interesados en colaborar con una leyenda del Delta que, además, se encontraba en lo más alto de su carrera. La imagen de Hooker como maestro indiscutible del boogie y fuente primordial del sentimiento bluesero, se reforzó todavía más cuando Miles Davis colaboró con él en la música para la película de Dennis Hopper “The Hot Spot”.
A comienzos de la década de 1990, la fama de Hooker era mayor que nunca. Una buena parte del material para el disco “Boom Boom” de 1992 incluía temas que procedían de las sesiones de grabación para “Mr. Lucky” que no habían tenido cabida en este disco. Para completar el proyecto, los productores Roy Rogers y Mike Kappus permitieron a Hooker interpretar varias canciones sin acompañamiento.
En esta época, el artista empezó a reducir sus actividades y prefería la vida hogareña a la excitación de las giras. Incluso cuando "Boom Boom" fue nominado para un Grammy, Hooker declinó viajar a Nueva York para la ceremonia de entrega de premios.
Durante su último lustro de su vida, redujo aún más sus compromisos, aunque no por ello dejó de recibir honores. “Don’t Look Back” ganó un Grammy en 1998 en la categoría de álbum de blues tradicional, y el tema que le daba título cosechó otro en la de colaboración entre cantantes de pop, derrotando a competidores tan duros como Barbra Streisand, Celine Dion y Stevie Wonder. Su última grabación, “The Best of Friends”, era principalmente una recopilación de grandes éxitos de la década anterior, pero también celebraba el medio siglo que llevaba Hooker grabando discos con una versión de “Boogie Chillen” en la que colaboró Eric Clapton.
En 2000 Hooker tuvo que cancelar una gira después de que le diagnosticaran problemas vasculares, aunque siguió actuando de vez en cuando en la zona de San Francisco hasta pocos días antes de su muerte. Un concierto en Santa Rosa, California, a dos horas de su hogar en Los Altos, sería el último que daría. Cinco días más tarde, el 21 de junio de 2001, murió tranquilamente mientras dormía.
Tres de sus hijos hicieron carrera en la música con cierto éxito: Zakiya Hooker, que actuó por primera vez en público en 1991 junto a su padre y ha tenido una activa carrera como intérprete, publicando varios discos; el teclista Robert Hooker, que ha grabado con Van Morrison; y John Lee Hooker Junior, que hizo un gran esfuerzo para dejar atrás sus problemas legales y con las drogas y fue nominado a un Grammy por su primer disco, "Blues With a Vengeance".
La Historia del Blues continua con Avances en la grabación, 1948
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