¿Por qué se elige el nombre de un color para denominar un estilo musical?, ¿por qué blues, azul? El azul es uno de los colores primarios, transmite tranquilidad y simboliza sentimientos profundos y duraderos en el tiempo. Se asocia a lo divino por ser el color del cielo, y a lo eterno e infinito, de nuevo por el cielo y por el mar. Pero también es el color de los trabajadores, lo práctico, lo cotidiano. Además, se vincula de forma directa con la nostalgia y la tristeza. Cada una de estas peculiaridades del color azul, pueden aplicarse al género musical que lleva su nombre.
A principios del s. XX, las referencias a la función sanadora de la música se fue haciendo más común hasta establecerse con fuerza en la cultura popular. Un ejemplo típico se encuentra en un anuncio de 1904 para Cecilian Player Pianos, en el que se promocionan sus pianos en los siguientes términos: “Diversión para ti, diversión para tus amigos y vecinos. Disipación del blues, la puerta para poner una amplia sonrisa en tu cara…”.
La noción de la música en general como una cura para el blues, parece que adquirió un carácter más específico cuando se empieza a utilizar la propia música de blues como cura para el blues. La primera referencia a esta idea, la podemos encontrar en 1908, en un trabajo para piano titulado "I got the blues", escrita y publicada en New Orleans por Anthony Maggio, de origen italiano y profesor local de piano, propietario de un almacén de música. Esta canción constituye un hito en la historia del blues ya que es la primera vez que utiliza la palabra en el título de una canción, y la primera vez que se utiliza la secuencia de 12 compases clásica del género. Durante una entrevista en diciembre de 1955, Maggio reconocía que se había inspirado en un músico que había escuchado en un dique en 1907. Lo describía como un negro muy viejo que tocaba tres únicas notas en una guitarra. El título en la portada de la canción anuncia que el trabajo estaba “respetuosamente dedicado a aquellos que tienen el blues”.
La implicación de esta dedicatoria es que la música – en este caso, se trata de un ragtime – curará el blues del artista al interpretarlo y el del oyente al escucharlo. En la cultura popular de la década de 1910 estaba asimilada la idea de que la música de blues era terapéutica, lo cual se hace evidente en las palabras de W.C. Handy: “La música de blues fue creada para ahuyentar la tristeza”.
Por tanto, parece que el origen del término blues surge relacionado con los estados de ánimo melancólicos y, posteriormente, se va constituyendo en su propia cura. Esto también sugiere una posible explicación para la naturaleza dual de esta música, esa dualidad entre el bien y el mal, entre la religión y el diablo, lo sagrado y lo profano tan arraigada en algunos de los primeros bluesmen.
Volviendo a su denominación, cuando se conocen un poco los antecedentes históricos de los hombres y mujeres que crearon el blues, no sorprende que el término elegido sea el mismo que designa el color azul, sinónimo de melancolía y tristeza. Así, al igual que el color azul, el blues queda vinculado desde sus orígenes al sentimiento de nostalgia de aquellos que se vieron obligados a abandonar su tierra y su cultura, y a la tristeza de tener que afrontar una existencia cargada de penalidades.
Respecto al origen de su denominación, algunos historiadores encuentran una de las primeras referencias a la palabra blue en el s. XVIII, cuando se utilizaba como alusión despectiva hacia los códigos morales y hacia aquellos que los observaban con mayor rigor, usualmente vestidos con calcetas azules. Blue también aparece como adjetivo asociado al sustantivo devils, demonios, en la Bretaña del s. XVIII. La expresión “demonios azules” parece hacer referencia a las intensas alucinaciones visuales que pueden acompañar al consumo severo de alcohol. Con el paso del tiempo, la frase habría perdido la segunda palabra, conservándose la primera para significar un estado íntimo de agitación o de depresión.
A finales del siglo XVIII, vuelve a aparecer la expresión blue devils, en este caso en un ambiente teatral. El 24 de abril de 1798 se estrenó en el Theater Royal, Covent Garden, la farsa titulada "Blue Devils: a farce in one act", escrita por George Colman, dramaturgo y escritor inglés cuyas comedias son una curiosa mezcla de ingenioso humor y sentimentalismo.
A lo largo del s. XVIII, el término blues se asociaba al consumo de alcohol y la palabra blue era sinónimo de “borracho”. La expresión blue laws aparece registrada por primera vez en la edición del 3 de marzo de 1755 del New York Mercury. Las blue laws, también conocidas como Sunday laws, fueron diseñadas para prohibir o restringir las actividades en domingo por razones religiosas. En concreto, promovían la observancia de un día de descanso y prohibían el consumo y la venta de alcohol durante ese día.
En el s. XIX, el blues se mantuvo asociado a los estados depresivos producidos por el consumo excesivo de alcohol y el término era utilizado como un eufemismo para el delirium tremens. Considerado de esta forma, la música popular del momento era ofrecida como remedio para superar esos estados. Una canción de 1879, "Billy’s Request" con letra de Billy Rich y composición de W.F. Wellman Jr., ambos miembros del grupo San Francisco Minstrels, exhibía en su cubierta de promoción la frase A cure to the blues (Una cura para el blues). Este es uno de los primeros ejemplos que, de forma explícita, asocia a la música la idea de sanación para el blues. Sin embargo, esta conexión no se manifiesta en la canción misma; "Billy’s Request" es un vals convencional en el estilo de los salones de baile de la época, musicalmente no contiene ningún elemento que pueda sugerir una relación con el idioma del blues.
A lo largo del s. XVIII, el término blues se asociaba al consumo de alcohol y la palabra blue era sinónimo de “borracho”. La expresión blue laws aparece registrada por primera vez en la edición del 3 de marzo de 1755 del New York Mercury. Las blue laws, también conocidas como Sunday laws, fueron diseñadas para prohibir o restringir las actividades en domingo por razones religiosas. En concreto, promovían la observancia de un día de descanso y prohibían el consumo y la venta de alcohol durante ese día.
En el s. XIX, el blues se mantuvo asociado a los estados depresivos producidos por el consumo excesivo de alcohol y el término era utilizado como un eufemismo para el delirium tremens. Considerado de esta forma, la música popular del momento era ofrecida como remedio para superar esos estados. Una canción de 1879, "Billy’s Request" con letra de Billy Rich y composición de W.F. Wellman Jr., ambos miembros del grupo San Francisco Minstrels, exhibía en su cubierta de promoción la frase A cure to the blues (Una cura para el blues). Este es uno de los primeros ejemplos que, de forma explícita, asocia a la música la idea de sanación para el blues. Sin embargo, esta conexión no se manifiesta en la canción misma; "Billy’s Request" es un vals convencional en el estilo de los salones de baile de la época, musicalmente no contiene ningún elemento que pueda sugerir una relación con el idioma del blues.
A principios del s. XX, las referencias a la función sanadora de la música se fue haciendo más común hasta establecerse con fuerza en la cultura popular. Un ejemplo típico se encuentra en un anuncio de 1904 para Cecilian Player Pianos, en el que se promocionan sus pianos en los siguientes términos: “Diversión para ti, diversión para tus amigos y vecinos. Disipación del blues, la puerta para poner una amplia sonrisa en tu cara…”.
La noción de la música en general como una cura para el blues, parece que adquirió un carácter más específico cuando se empieza a utilizar la propia música de blues como cura para el blues. La primera referencia a esta idea, la podemos encontrar en 1908, en un trabajo para piano titulado "I got the blues", escrita y publicada en New Orleans por Anthony Maggio, de origen italiano y profesor local de piano, propietario de un almacén de música. Esta canción constituye un hito en la historia del blues ya que es la primera vez que utiliza la palabra en el título de una canción, y la primera vez que se utiliza la secuencia de 12 compases clásica del género. Durante una entrevista en diciembre de 1955, Maggio reconocía que se había inspirado en un músico que había escuchado en un dique en 1907. Lo describía como un negro muy viejo que tocaba tres únicas notas en una guitarra. El título en la portada de la canción anuncia que el trabajo estaba “respetuosamente dedicado a aquellos que tienen el blues”.
La implicación de esta dedicatoria es que la música – en este caso, se trata de un ragtime – curará el blues del artista al interpretarlo y el del oyente al escucharlo. En la cultura popular de la década de 1910 estaba asimilada la idea de que la música de blues era terapéutica, lo cual se hace evidente en las palabras de W.C. Handy: “La música de blues fue creada para ahuyentar la tristeza”.
Por tanto, parece que el origen del término blues surge relacionado con los estados de ánimo melancólicos y, posteriormente, se va constituyendo en su propia cura. Esto también sugiere una posible explicación para la naturaleza dual de esta música, esa dualidad entre el bien y el mal, entre la religión y el diablo, lo sagrado y lo profano tan arraigada en algunos de los primeros bluesmen.
Volviendo a su denominación, cuando se conocen un poco los antecedentes históricos de los hombres y mujeres que crearon el blues, no sorprende que el término elegido sea el mismo que designa el color azul, sinónimo de melancolía y tristeza. Así, al igual que el color azul, el blues queda vinculado desde sus orígenes al sentimiento de nostalgia de aquellos que se vieron obligados a abandonar su tierra y su cultura, y a la tristeza de tener que afrontar una existencia cargada de penalidades.
La Historia del Blues continúa en Ritmos del pasaje medio
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