Continúa desde Primeros descubrimientos de Speir
En la mayoría de los viajes y actuaciones, y en todas las sesiones que realizó Ishmon Bracey estuvo acompañado por Tommy Johnson, un músico descrito como el que más podía rivalizar con el mítico Charlie Patton. H.C. Speir consideraba a estos dos músicos, Tommy Johnson y Charlie Patton, como sus dos mayores descubrimientos y destacaba sus nombres entre la inconmensurable cantidad de músicos de blues a quienes hizo audiciones. Al igual que Patton, Johnson no sólo tocaba la guitarra sino que jugaba con ella, lanzándola al aire mientras tocaba o poniéndola entre sus piernas y detrás de su cabeza. Tommy Johnson es uno de esos artistas en los que el talento fue muy superior a su popularidad y sólo pudo disfrutar de un modesto y fugaz estrellato.
Johnson empezó a tocar la guitarra a los doce o trece años y, con dieciséis, abandonó el hogar familiar para vagabundear por gran parte del estado de Misisipi junto a una mujer que le doblaba la edad. A su regreso, dos años después, su técnica como guitarrista había mejorado muy considerablemente. Es entonces cuando surge por primera vez la conocida historia del pacto con el diablo en el cruce de caminos. Cuando le preguntaron cómo había adquirido tal destreza a la guitarra, Johnson contó que en cierta ocasión se encontraba en un cruce de caminos cerca de la medianoche cuando un hombre negro, grande y misterioso, se acercó a él y, cogiendo su guitarra, la afinó de una manera particular, tocó una canción y se la devolvió. Después el enigmático personaje desapareció y, desde aquel momento, Tommy pudo tocar cualquier canción; sin embargo, a cambio había tenido que pagar un precio terrible, vender su alma. Esa es la historia que Tommy Johnson relató a su hermano Ledell y a todos los que querían escucharle, para quienes el diablo no era ningún mito ni ninguna abstracción metafísica, sino una fuerza muy concreta, activa y maligna. Lo cierto es que durante los dos años que estuvo ausente, Johnson entró en contacto con otros muchos guitarristas, entre ellos Charlie Patton y Willie Brown, a quienes conoció en una plantación cercana a la Dockery.
Cuando Speir conoció a Tommy Johnson y le pidió que hiciera una prueba de grabación, el músico sólo tenía dos canciones originales dignas de ser grabadas. Speir pidió a Ishmon Bracey que trabajara junto a Johnson para conseguir al menos cuatro canciones, que era el mínimo exigido para interesar a las compañías de discos. En la misma sesión del 4 de febrero que Bracey grabó su “Saturday Blues”, Tommy Johnson grabó dos canciones para su primer disco publicado por Victor, “Cool Drink of Water Blues” y “Big Road Blues”, ambas consideradas hoy como obras maestras del blues del Delta.
Con ellas, el sello obtuvo los beneficios suficientes para organizar una segunda sesión y, a finales de agosto, Johnson volvía a los estudios para grabar una de sus mejores canciones, “Canned Heat Blues”, de la cual tomaría su nombre la banda Canned Heat años más tarde. El calor enlatado o canned heat era el nombre vulgar que recibía un combustible para cocinar llamado Sterno. A pesar de los riesgos que conllevaba, la llegada de la Ley Seca condujo a muchos alcohólicos a consumirlo como sustituto del alcohol.
La siguiente sesión de grabación tuvo lugar al año siguiente en Graffton, donde Johnson pasó dos semanas tan borracho que apenas pudo grabar seis canciones, de las cuales ninguna resultó ser un éxito. Bracey contaba que, durante la aquella sesión, Johnson estaba tan acostumbrado a beber el calor enlatado que se volvió loco cuando le ofrecieron whisky. Su hermano Ledell recuerda que bebía cualquier cosa, desde betún hasta ron de laurel.
Aunque no volvió a entrar en un estudio de grabación, en parte debido a la recesión económica y en parte a sus problemas con el alcohol, Tommy Johnson siguió siendo un artista muy popular en el área de Jackson durante los años 1930 y 1940, a menudo actuando con Ishmon Bracey, alcanzando éxitos entre audiencias blancas y negras.
Ledell también cuenta que el día 1 de noviembre de 1956, cuando su hermano se iba para tocar en una fiesta en Crystal Spring, éste le dijo que en aquella ocasión se iba muy lejos para no volver. Aunque Johnson siempre terminaba sus actuaciones con su tema señero “Big Road Blues”, después de tocar en la fiesta hasta bien entrada la noche, en aquella ocasión su última canción fue un tema religioso. Esa misma noche, mientras descansaba, se cayó de la cama y, cuando lo encontraron, había fallecido de un ataque al corazón. Era la noche de los muertos; curioso epílogo para un músico consciente de sus debilidades que buscó su redención antes morir.
En la mayoría de los viajes y actuaciones, y en todas las sesiones que realizó Ishmon Bracey estuvo acompañado por Tommy Johnson, un músico descrito como el que más podía rivalizar con el mítico Charlie Patton. H.C. Speir consideraba a estos dos músicos, Tommy Johnson y Charlie Patton, como sus dos mayores descubrimientos y destacaba sus nombres entre la inconmensurable cantidad de músicos de blues a quienes hizo audiciones. Al igual que Patton, Johnson no sólo tocaba la guitarra sino que jugaba con ella, lanzándola al aire mientras tocaba o poniéndola entre sus piernas y detrás de su cabeza. Tommy Johnson es uno de esos artistas en los que el talento fue muy superior a su popularidad y sólo pudo disfrutar de un modesto y fugaz estrellato.
Johnson empezó a tocar la guitarra a los doce o trece años y, con dieciséis, abandonó el hogar familiar para vagabundear por gran parte del estado de Misisipi junto a una mujer que le doblaba la edad. A su regreso, dos años después, su técnica como guitarrista había mejorado muy considerablemente. Es entonces cuando surge por primera vez la conocida historia del pacto con el diablo en el cruce de caminos. Cuando le preguntaron cómo había adquirido tal destreza a la guitarra, Johnson contó que en cierta ocasión se encontraba en un cruce de caminos cerca de la medianoche cuando un hombre negro, grande y misterioso, se acercó a él y, cogiendo su guitarra, la afinó de una manera particular, tocó una canción y se la devolvió. Después el enigmático personaje desapareció y, desde aquel momento, Tommy pudo tocar cualquier canción; sin embargo, a cambio había tenido que pagar un precio terrible, vender su alma. Esa es la historia que Tommy Johnson relató a su hermano Ledell y a todos los que querían escucharle, para quienes el diablo no era ningún mito ni ninguna abstracción metafísica, sino una fuerza muy concreta, activa y maligna. Lo cierto es que durante los dos años que estuvo ausente, Johnson entró en contacto con otros muchos guitarristas, entre ellos Charlie Patton y Willie Brown, a quienes conoció en una plantación cercana a la Dockery.
Cuando Speir conoció a Tommy Johnson y le pidió que hiciera una prueba de grabación, el músico sólo tenía dos canciones originales dignas de ser grabadas. Speir pidió a Ishmon Bracey que trabajara junto a Johnson para conseguir al menos cuatro canciones, que era el mínimo exigido para interesar a las compañías de discos. En la misma sesión del 4 de febrero que Bracey grabó su “Saturday Blues”, Tommy Johnson grabó dos canciones para su primer disco publicado por Victor, “Cool Drink of Water Blues” y “Big Road Blues”, ambas consideradas hoy como obras maestras del blues del Delta.
Con ellas, el sello obtuvo los beneficios suficientes para organizar una segunda sesión y, a finales de agosto, Johnson volvía a los estudios para grabar una de sus mejores canciones, “Canned Heat Blues”, de la cual tomaría su nombre la banda Canned Heat años más tarde. El calor enlatado o canned heat era el nombre vulgar que recibía un combustible para cocinar llamado Sterno. A pesar de los riesgos que conllevaba, la llegada de la Ley Seca condujo a muchos alcohólicos a consumirlo como sustituto del alcohol.
La siguiente sesión de grabación tuvo lugar al año siguiente en Graffton, donde Johnson pasó dos semanas tan borracho que apenas pudo grabar seis canciones, de las cuales ninguna resultó ser un éxito. Bracey contaba que, durante la aquella sesión, Johnson estaba tan acostumbrado a beber el calor enlatado que se volvió loco cuando le ofrecieron whisky. Su hermano Ledell recuerda que bebía cualquier cosa, desde betún hasta ron de laurel.
Aunque no volvió a entrar en un estudio de grabación, en parte debido a la recesión económica y en parte a sus problemas con el alcohol, Tommy Johnson siguió siendo un artista muy popular en el área de Jackson durante los años 1930 y 1940, a menudo actuando con Ishmon Bracey, alcanzando éxitos entre audiencias blancas y negras.
Ledell también cuenta que el día 1 de noviembre de 1956, cuando su hermano se iba para tocar en una fiesta en Crystal Spring, éste le dijo que en aquella ocasión se iba muy lejos para no volver. Aunque Johnson siempre terminaba sus actuaciones con su tema señero “Big Road Blues”, después de tocar en la fiesta hasta bien entrada la noche, en aquella ocasión su última canción fue un tema religioso. Esa misma noche, mientras descansaba, se cayó de la cama y, cuando lo encontraron, había fallecido de un ataque al corazón. Era la noche de los muertos; curioso epílogo para un músico consciente de sus debilidades que buscó su redención antes morir.
La Historia del Blues continua en Charlie Patton I
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