La Historia del Blues: Charlie Patton I

Continúa desde Tommy Johnson y la leyenda del diablo

Dockery Farm
En la última década del siglo XIX, la creación de grandes plantaciones como la Dockery contribuyó a un gran aumento en el cultivo y la producción de algodón. Dockery Farm fue fundada por William Dockery en 1895 y a ella llegaban trabajadores y agricultores de muchas partes del estado. Junto a ellos aparecían músicos que se encargaban de animar los bailes que se celebraban en los fines de semana. En su momento álgido, en sus tierras llegaron a vivir alrededor de cuatrocientas familias. A diferencia de otros propietarios, Will Dockery intentaba elevar el espíritu de sus trabajadores negros y se hacía cargo de sus necesidades tanto terrenales como eternas. En lugar de tabernas, la hacienda contaba con dos iglesias, una metodista y otra baptista, así como con dos escuelas primarias, además de una tienda, un aserradero y una herrería. El viejo Dockery era un filántropo, pero desaprobaba cualquier tipo de música.

Por los alrededores de la mítica plantación solía vagabundear un hombre de constitución pequeña y apariencia débil que estaba destinado a convertirse en una de las primeras leyendas del Delta. Charlie Patton se pasaba la vida entre las cabañas destartaladas y los furgones de mercancías abandonados que servían de hogar en el extremo norte de la plantación. Bebedor y holgazán, arrastraba el pie izquierdo al caminar como consecuencia de una herida de bala, y lucía una cicatriz a un lado de la frente, seguramente producto de alguna pelea. A pesar de su baja estatura, tenía una voz grave y áspera que sería la inspiración para un joven Howling Wolf. Sus contemporáneos le pusieron el apodo de “Old Wide Mouth” (Vieja Bocaza), y no fue solo por su potente voz. Patton es descrito como un hombre beligerante, orgulloso y fanfarrón que no se acobardaba a la hora de hacer comentarios desfavorables sobre los blancos de su comunidad, tanto en sus grabaciones como en sus actuaciones en directo. En estas últimas, era conocido tanto por su forma de tocar el blues como por sus malabarismos con la guitarra, calificados por Son House de “payasadas”.

Charlie Patton
Aunque los documentos oficiales se contradicen con otras fuentes, parece que Charlie Patton nació en 1891, hijo de Bill y Anne Patton. Si se tiene en cuenta la situación del Delta de entonces, puede decirse que Patton provenía de una familia acomodada. Su padre contaba con arrendatarios que trabajaban un terreno de su propiedad, además de tener su propia tienda dentro de la gran plantación. Era una familia estable, cuyos hijos – fueron doce hermanos, aunque siete murieron en la infancia – recibieron una estricta educación y altas dosis de religión. Algunos biógrafos sugieren que podría haber tenido sangre blanca, negra y cherokee, ésta última por parte de una de sus abuelas. También existe un rumor, al cual se da cierta verosimilitud y según el cual el padre de Patton fue, en realidad, Henderson Chatmon, el patriarca de una de las familias de músicos más célebres de Mississippi, nieto de un plantador blanco y una esclava negra.

Charlie Patton aprendió a tocar la guitarra de músicos como Henry Sloan y Earl Harris en su adolescencia. En seguida empezó a actuar en juke joints y en las fiestas de las plantaciones, llegando a convertirse en un profesional de renombre entre los trabajadores ansiosos de diversión. Esa demanda de su música le llevó constantemente de viaje, recorridos que aprovechó para reunir un buen número de esposas y amantes. Según la familia de Patton, el músico tuvo ocho esposas, y se han encontrado al menos seis certificados de matrimonio distintos.

Actuó en Chicago y en Nueva York, y en el Delta llegó a ser una celebridad que disfrutó de dinero, mujeres y una cierta libertad, privilegios a los que muy pocos afroamericanos podían aspirar en aquella época y en aquel lugar. Aunque a veces formó parte de grupos de manera casual con compañeros como Willie Brown, Patton prefería trabajar solo por dos motivos principales:  para no tener que repartir los beneficios y por la libertad creativa que le proporcionaba el interpretar sus canciones en solitario.

Convencido de su talento musical, Patton escribió una carta a H.C. Speir hablándole de sus aptitudes musicales. La misiva despertó la curiosidad del cazatalentos que se desplazó a Dockery para conocer al músico. Speir sabía que en las plantaciones abundaban los músicos, pero también se había dado cuenta de que no era fácil encontrar artistas capaces de combinar los elementos necesarios para ser presentados a las compañías de discos. Speir encontró a un músico original, muy expresivo en su canto y que dominaba con soltura la guitarra. Patton cumplía con todos los requisitos.

Speir envío una muestra del talento de Patton a Paramount y el sello aceptó una primera sesión de grabación que tuvo lugar el 14 de junio de 1929 en Richmond, Indiana. Patton grabó catorce canciones, un número muy considerable si se tienen en cuenta las limitaciones de la época. Desde los inicios de la industria, había una regla no escrita para las compañías según la cual el material de segunda se incluía en la cara B del disco y las buenas canciones se reservaban para la cara A. Pero, en esta ocasión, dada la calidad de la música de Patton, Paramount tuvo que incluir dos potenciales éxitos en ambas caras. Para el primer lanzamiento a finales de 1929, “Pony Blues” se emparejó con “Banty Rooster Blues”. Como estas dos, otros discos incluyen canciones que se han convertido en clásicos del blues del Delta: "A Spoonful Blues" se emparejó con “Shake It and Break It”, y “Tom Rushen Blues" con “Pea Vine Blues”.



Las grandes compañías como Paramount sabían que las canciones que contenían insinuaciones sexuales en sus letras se vendían muy bien, y el repertorio de Patton estaba repleto de temas subidos de tono. Tanto que ante canciones como “A Spoonful Blues”, que aborda la adicción a la cocaína, algunos ejecutivos del sello debieron dudar.


La Historia del Blues continua en Charlie Patton II

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