Continúa desde ¿Por qué blue?
El blues se desarrolla a partir de la fusión de las tradiciones africanas que llevaron consigo los esclavos con la cultura occidental que encontraron en el Nuevo Mundo, estableciendo así la esclavitud como factor fundamental sin el cual el blues no habría nacido, al menos en la forma en que lo hizo.
Sin embargo, los primeros hombres negros que llegaron al continente americano no lo hicieron en calidad de esclavos. En 1619, dos docenas de africanos desembarcaron de un navío holandés en la ciudad de Jamestown, Virginia. Habían sido capturados por los holandeses tras apresar estos un barco de esclavos español. Antes de ser embarcados en África, los españoles bautizaban a los africanos y, al encontrase ahora en tierras inglesas y bajo leyes inglesas, eran considerados cristianos y, por tanto, exentos de la esclavitud. Es posible que aquellos hombres recibieran un trato muy similar a la mayoría de inmigrantes europeos que llegaron a Norteamérica hasta 1776, el año de la independencia del país.
La colonización y la creación de grandes
plantaciones en América y en las islas del Caribe, desencadenó la esclavización
de la población india nativa, pero las condiciones de vida y las epidemias
terminaron por mermar en gran número la disponibilidad de los nativos como mano
de obra. En 1683, prácticamente todos los pueblos nativos habían sido
eliminados y los colonos empezaron a buscar otras fuentes de trabajadores. Se
trasladaron presos desde Europa, pero el número no era suficiente y las
enfermedades aparecían en cuanto pisaban tierras americanas. Entonces, los
colonos dirigieron su mirada hacia África. La mano de obra barata y sumisa era
la herramienta perfecta para obtener las riquezas del Nuevo Mundo. A mediados
del siglo XVII, los contratos de trabajo solían redactarse ya con carácter
vitalicio y la libertad sólo era un sueño para una gran mayoría de negros.
El denominado “comercio triangular”, la ruta comercial establecida desde el siglo XV a través del Atlántico, conectaba tres continentes. Los barcos mercantes salían desde Portugal, Francia, Inglaterra y Holanda con todo tipo de suministros, rumbo a la costa occidental de África. En la zona comprendida entre Senegal y Congo, a lo largo de toda la Costa de Guinea, se realizaba un primer trueque de bagatelas como espejos o telas de baja calidad a cambio de esclavos capturados como resultado de las guerras internas y suministrados por los reyezuelos africanos locales. Desde allí partían hacia las Antillas o hacia la costa este de Norteamérica, donde los esclavos y otra gran parte de las mercancías europeas eran vendidas para cargar productos coloniales como tabaco, azúcar o cacao junto a metales preciosos, de vuelta a los puertos de Europa.
El primer barco esclavista que partió de tierras americanas hacia el continente africano fue el Desire en 1636, al cual siguió el Pequot War un año después. El viaje en barco podía durar hasta dos meses y, a su regreso, podían hacinarse más de cuatrocientos cautivos en las naves separados por grupos de hombres adultos, jóvenes, y mujeres y niños. En su obra Un tratado sobre la esclavitud, el padre Alonso de Sandoval relata cómo los negros viajaban “de seis en seis encadenados con argollas en los cuellos, asquerosos y maltratados, y luego, unidos de dos en dos con argollas en los pies… Comen de 24 en 24 horas una escudilla de maíz o mijo crudo y un pequeño jarro de agua. Reciben mucho palo, mucho azote y malas palabras de la única persona que se atreve a bajar a la bodega, el capataz”.
Durante la travesía, los mercaderes fomentaban el ejercicio físico entre sus cautivos haciéndoles subir a cubierta y animándoles a que se entregaran a la música y el baile. Para ello, incluso recogían algunos de los instrumentos empleados en África antes de la partida. Los motivos no tenían nada que ver con la benevolencia; su única motivación era preservar el valor de sus cargamentos conservando la salud de los esclavos y, si éstos se negaban a cantar y bailar, eran golpeados y azotados. Aun así, la disentería, los trastornos intestinales, la malaria, el escorbuto y las afecciones respiratorias continuaron cobrándose vidas. Durante los siglos en los que ocurrió el comercio esclavista, se estima que fueron capturados más de 11 millones de africanos para ser alejados de su tierra a través del Atlántico, de los cuales se estima que 645.000 fueron enviados a lo que hoy se conoce como Estados Unidos. Las pésimas condiciones del viaje elevaron la tasa de mortalidad a un doce por ciento a lo largo de cuatro siglos. Al menos dos millones de personas perecieron en la travesía infernal conocida como middle passage o pasaje medio.
Es fácilmente apreciable que los británicos no se hicieron comerciantes de esclavos por cuestiones de raza; más bien, se hicieron racistas porque los esclavos les servían para obtener grandes beneficios económicos en las Américas, y esa actitud hacia los negros fue adoptada para justificar el crimen que estaban cometiendo. Si se examina a los estados sureños de América hasta la Guerra de Secesión, se observa que la mayor cantidad de riqueza se encontraba en la mano de obra esclava. Tanto en las ciudades de Norteamérica como en las inglesas, la prosperidad alcanzó niveles de bienestar extraordinarios gracias al sistema esclavista. El verdadero motor de ese sistema no es, entonces, la diferencia de raza, sino la economía. Enfocado de esta forma, los negros eran considerados bienes, objetos de cambio, cosas que se compran y se venden, que se legan y se heredan. De hecho, el sistema esclavista llegó a constituirse como base de la economía de los estados del Sur durante un largo período de tiempo.
Las primeras leyes de Nueva Inglaterra especificaban que se podía negar la libertad a los individuos descendientes de africanos; por el contrario, los sirvientes blancos contratados siempre tenían la posibilidad de comprar su salida de la servidumbre. La primera condena a servidumbre de por vida a un hombre negro en las colonias inglesas está documentada en el año 1640. Su nombre era John Punch y era sirviente de Hugh Gwyn, propietario de una plantación en Virginia. Punch escapó a Maryland junto con dos sirvientes europeos que trabajaban bajo contrato. Cuando fueron capturados y devueltos a Virginia, el criado negro fue sentenciado a servir de por vida, mientras que los blancos fueron condenados a una ampliación de un año de contrato y tres de servicios a la colonia. Este hecho constituyó la primera distinción de carácter legal entre europeos y africanos.
El incremento del comercio de esclavos desde la botadura de los primeros barcos negreros americanos queda patente en el censo del estado de Virginia de 1671, en el que se cuentan 2.000 esclavos negros, un 5% de la población total. En 1680, todas las colonias inglesas en Norte América, habían adoptado la esclavitud y, a finales del siglo, los esclavos africanos se habían convertido en la principal fuente de mano de obra en condiciones de servidumbre.
El secuestro sistemático de africanos para trabajar como esclavos en Norte América fue el desencadenante de una serie de eventos que, a lo largo de siglos, fue configurando el espectro actual de la música afroamericana.
La Historia del Blues continúa en Retenciones africanas en el blues
Comentarios
Publicar un comentario