Mientras las grabaciones de Handy alcanzaban el éxito popular, la industria discográfica empezaba a tomar forma. Junto con el invento de la radio en la década de 1890, la música grabada reemplazó a un modelo de industria que durante mucho tiempo se había surtido de partituras y actuaciones en vivo. La Victrola, que fue el primer reproductor de sonido diseñado como pieza de mobiliario, salió a la venta en 1906. El aparato tenía un plato giratorio, con un motor accionado por resorte y el cuerno de audio oculto en una caja.
La emisora de radio KDKA en Pittsburgh sacó al aire el primer programa comercial en 1920. La llegada de la radio en vivo en los primeros años de la década de 1920 introdujo la nueva tecnología de los micrófonos, amplificadores y el sonido fue transformado en impulsos eléctricos. Las grabaciones acústicas anteriores ofrecían un sonido metálico y cascado, apagado y chirriante en contraste con la claridad de las emisiones de la radio en vivo. A medida que nuevas emisoras como la WSM en Nashville y la WSB en Atlanta salían al aire, las ventas de radios, fonógrafos y, consecuentemente, de discos, se disparó en los primeros años del siglo XX.
Los fonógrafos y gramófonos llevaban un par de décadas en los mercados antes de que apareciera la radio, pero cuando empezaron las emisiones, los fabricantes de aquellos aparatos, como Victrola, Zonophone, Gramophone, Grafonola y Graphophone, incrementaron sus ventas de forma espontánea. Sin embargo, no todas las familias podían permitirse tener una radio en el hogar y, a menudo, los primeros aparatos se convertían en puntos focales de la comunidad. Debido a la gran demanda de discos, las grabaciones fueron en aumento.
Algunas de las primeras compañías discográficas eran el resultado de negocios de éxito que, ante la gran demanda, cambiaron de rumbo hacia la fabricación de aparatos de reproducción y la grabación de discos. Otras eran el producto de la imaginación y del arduo trabajo de emprendedores ambiciosos. Sus primeros estudios de grabación, a veces eran locales alquilados exclusivamente para una grabación o, directamente, las habitaciones del hotel donde se alojaban temporalmente cazatalentos y músicos.
En la década de 1920 había cinco compañías que dominaban el mercado de los discos de música negra. Brunswick-Balke-Collender entró en la industria discográfica en 1916 y adquirió Vocalion en 1925 para ser vendida en 1930 a Warner Bros. Gennett se creó en 1915. Paramount había empezado a vender fonógrafos en 1915 y tres años después estaba en el mercado de las grabaciones. Victor, que había sembrado el mercado de las grabaciones con su exitosa distribución de Victrolas, luchó por mantenerse independiente, pero fue absorbida por RCA en 1929. Columbia se lanzó a hacer sus propios discos en 1901 y la posición de la compañía, que manufacturaba y comercializaba discos de música negra, se reforzó de manera incalculable cuando adquirió el sello OKeh en octubre de 1926. Las cinco compañías mencionadas — Brunswick, Gennett, Paramount, Victor y Columbia — fueron responsables de prácticamente todas las grabaciones de músicos afroamericanos hechas en esta época.
Mientras la primitiva industria fundaba sus bases, estas compañías creaban numerosos sellos subsidiarios que contribuyeron con nuevas tecnologías y lanzaron un enorme volumen de música en todos los géneros imaginables. Al mismo tiempo, estudiaban otras formas de sacar un mayor provecho al blues y para ello se valieron muy especialmente de un nuevo invento que iba a revolucionar el mundo discográfico: la grabación eléctrica.
En 1925, Bell Telephone Laboratories presentó un sistema para amplificar el sonido eléctricamente mediante un micrófono. En octubre de ese mismo año, Victor lo introducía en los estudios de grabación y presentaba su modelo Orthophonic Victrola, que era un fonógrafo acústico para discos grabados eléctricamente. Al año siguiente la mayoría de los sellos siguieron el mismo camino. El micrófono tenía dos usos: en el estudio de grabación, reemplazaba al cuerno acústico para obtener un sonido con mayor fidelidad; y en las actuaciones en público amplificaba el sonido – incluida la voz humana - de forma que pudiera ser escuchado por encima del ruido ambiente de la sala.
En las primeras grabaciones, el rango de revoluciones variaba entre 60 y 130 rpm, hasta que las dos compañías de discos más populares, Columbia y su competidora Victor, acordaron la configuración estándar de 78 rpm. Los primeros discos a 78 rpm aparecieron en 1901 y, hasta 1925, compañías como la Wisconsin Chair Company – que se convertiría en Paramount - se basaron en este modelo.
La Historia del Blues continúa en Mamie Smith y "Crazy Blues"
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