La Historia del Blues: Negro Jim. Los primeros años en esclavitud

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Cuando los africanos eran desembarcados en los puertos de la Costa del Golfo y la Costa Este, generalmente eran comprados por colonos nacidos en Inglaterra o por descendientes de los dueños de las plantaciones. Tanto las condiciones de vida como el trato recibido por los esclavos eran diferentes en las colonias del Norte a las del Sur. Las zonas del Norte, aunque puritanas y racistas, no poseían grandes propiedades y no necesitaban masas de mano de obra esclava. Los estados situados en territorio intermedio como Nueva York o Pennsylvania, estaban formados por comerciantes y agricultores de origen alemán, inglés y holandés, en general, más tolerantes y no tan racistas. Pero en las Carolinas, Georgia y otros estados del Sur donde la economía era dependiente de los cultivos básicos, se asentaban los propietarios de grandes extensiones de terreno y plantaciones que se hicieron rápidamente  con un alto número de esclavos.

Subasta de esclavos en Austin, Texas a mediados del siglo XIX

Los negros eran vendidos en subastas en las cuales se mezclaban africanos de diferentes culturas e idiomas. Separados de sus familias y completamente desarraigados, habían sido arrancados de su sociedad para verse enfrentados a un mundo completamente hostil y desconocido. El hecho de no poder comunicarse entre sí obstaculizaba cualquier tipo de organización que implicaría una huida.

El trabajo en las plantaciones era terriblemente duro y los hombres más fuertes raramente sobrevivían más de diez años. Socialmente, los negros eran vistos como gente sin honor, inferiores, y esta visión confería a los amos un poder absoluto sobre ellos. A pesar de todo, entre los blancos también existía el temor de que intentaran sublevarse, de que trataran de escapar y en su huida aniquilaran a los amos y a sus mujeres. Y ese miedo surgido de la mala conciencia, de una especie de reconocimiento del trato inhumano que se daba a las personas negras, no era sólo psicológico. Ya desde 1663 se describen numerosos complots contra los amos blancos que se convierten en auténticas revueltas en el siglo XVIII.

Las Trece Colonias de la América británica que finalmente se convertirían en los Estados Unidos de América, quedaron establecidas en 1732, tras la colonización de Georgia. El rápido incremento de la población colonial se vio propiciado por altas tasas de nacimiento, bajas tasas de mortalidad y la constante inmigración. También los esclavos aumentaron su número. Si en 1700 había 27.817 esclavos negros en todas las colonias inglesas de Norte América, en 1740 la cifra alcanzaba más de 150.000, de los cuales unos 126.000 se ubicaban en el sur. En 1752, el mismo George Washington contaba con 200 esclavos en propiedad.

Desde 1724, la colonia francesa de Louisiana se encontraba sujeta a un decreto denominado Code Noir, por el cual se dejaba el domingo como día libre de trabajo para los esclavos. Aunque ninguna ley les daba permiso para reunirse, los negros comenzaron a congregarse en las plazas públicas. Allí podían socializar y relacionarse con grupos de distintas etnias y culturas, y pronto surgieron de forma espontánea los ritmos de tambores y las danzas. Uno de aquellos lugares de reunión, un terreno baldío de Nueva Orleans, empezó a recibir el nombre de Place des Nègres. Más tarde sería conocido como Circus Squere y, finalmente como Congo Square. Allí, los esclavos podían olvidar por unas horas su desgracia y, al ritmo de tambores y primitivos instrumentos de cuerda, se entregaban a la baumbola, un baile muy popular cuyo antecedente se encuentra en algunas danzas de África Occidental. El intercambio cultural que se produjo en las reuniones de Congo Square fue un elemento importante para sentar los fundamentos de una cultura afroamericana en Nueva Orleans hasta 1768, año en que de manera temporal se prohibieron tales reuniones.

Hoy en día aún se celebran reuniones para bailar la bamboula en Congo Square

A fin de mantener la paz y las relaciones comerciales con los indios, el gobierno británico había publicado en 1763 una proclamación real que limitaba la expansión hacia el oeste de las colonias norteamericanas. El carácter tan impopular de tal medida entre los colonos norteamericanos terminó por conducir a la Guerra de la Independencia en 1775, y el 4 de julio de 1776, el Congreso declaraba independientes a las Trece Colonias. Tras cinco años de enfrentamiento, en 1781, el rey Jorge III admitió su derrota y el Reino Unido tuvo que reconocer la independencia y soberanía de los territorios situados al este del río Misisipi.

Muchos esclavos negros del sur aprovecharon estos tiempos de guerra para huir hacia el norte. Georgia, por ejemplo, perdió el 75% de sus esclavos entre 1775 y 1783. Durante el conflicto, tanto colonos como ingleses prometieron la libertad a aquellos esclavos que combatieran en sus filas. Tras la derrota británica, los ingleses cumplieron su palabra y liberaron a 14.000 negros; sin embargo, no ocurrió lo mismo con los 5.000 esclavos reclutados por los estadounidenses.

En general, los propietarios de las plantaciones intentaban desalentar a sus esclavos de que siguieran con los cultos y las tradiciones musicales africanas, especialmente aquellas que incluían tambores. Cuando éstos fueron estrictamente prohibidos, los esclavos encontraron sustitutos en viejas latas de aceite vacías y cubos, iniciando así el sonido metálico de percusión característico de las Antillas. No obstante, los amos no cesaron en estimular a sus esclavos para que adoptaran otros tipos de música anglosajona tales como los himnos y las baladas. Los africanos, despojados de sus posesiones y de su libertad, desarrollaron habilidades con instrumentos europeos tales como violines, flautas o guitarras, y dada la escasez de músicos durante el colonialismo, no tardaron en ser utilizados para amenizar las fiestas de los blancos.

A la vista de su gran destreza, algunos esclavos incluso recibían una educación musical formal que les permitía interpretar minuetos y bailes tradicionales. Estos esclavos eran tan valorados que, si se daban a la fuga, sus amos blancos los reclamaban en la prensa y en carteles por las calles ofreciendo por su captura más dinero que por los simples trabajadores de la plantación huidos.

En The Journal of Nicholas Cresswell, 1774-1777 se alude a una composición titulada Negro Jim, que tal vez representa el primer registro de música de esclavos. Además, cualquier objeto que encontraran les servía para hacer música. Las comunidades afroamericanas demostraron un enorme ingenio para extraer música de los objetos domésticos más humildes: los alambres para embalar se transformaban en arcos didley; los cuellos de botella o las navajas se empleaban como slide para la guitarra; otros instrumentos de cuerda se improvisaban con cajas de puros , moldes para tartas, cajas de zapatos, cubetas para lavar la ropa, etc. Cuando carecían de instrumentos, los esclavos de las plantaciones empleaban sus propios cuerpos para producir una inmensa gama de efectos musicales: se golpeaban los muslos, aplaudían, pateaban el suelo, silbaban, vocalizaban, etcétera.

Una vez conquistada la independencia, no resultó fácil poner de acuerdo a todas las colonias. En 1787, cincuenta y cinco representantes de los diferentes territorios se reunieron en Filadelfia con el fin de redactar una Constitución que sería ratificada un año más tarde por las antiguas Trece Colonias. A partir de entonces, se fueron añadiendo territorios adicionales a través de los cuales se fue extendiendo la esclavitud.

La Historia del Blues continúa en La influencia religiosa y los espirituales en el blues

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