La Historia del Blues: Otras reinas del blues clásico II

Continúa desde Otras reinas del blues clásico I

Lucille Hegamin, muy activa en teatros y cabaréts, realizó grabaciones entre 1920 y 1926, además de otros dos títulos en 1932. Hegamin, pese a ser significativamente más joven, fue la primera artista negra en grabar blues después de Mamie Smith. "Jazz Me Blues" se grabó a finales de 1920 para el pequeño sello Arto, empezando a circular copias por el Sur a principios de 1921.

Edith Wilson empezó a grabar en 1921, pero desde 1940 trabajó principalmente como actriz. Sippie Wallace grabó desde 1923 para sellos como OKeh o Atlantic y trabajó con músicos tan destacados como King Oliver y Louis Armstrong. Wallace permaneció activa hasta su fallecimiento en 1986 y, durante los últimos años de su carrera, colaboró con la cantante y guitarrista Bonnie Raitt, quien la ha citado como una de sus principales influencias.

Bertha “Chippie” Hill también grabó con Louis Armstrong, al principio de su carrera. Virginia Liston, Viola McCoy y Rose Henserson consiguieron un status de culto entre los coleccionistas de discos de blues de los años 20.

La cantante Geeshie Wiley sólo dejó seis temas grabados, pero tienen tanta fuerza que han atraído a un creciente número de devotos admiradores que la consideran una de las mejores artistas de blues tradicional. Si hubiera grabado más, casi con seguridad habría alcanzado la fama, si no en vida, al menos de manera póstuma, y su nombre se mencionaría junto a los de Bessie Smith y Ma Rainey al hablar del panteón del blues. Pero no fue así: todo lo que grabó se puede escuchar en menos de veinte minutos, y lo que se sabe de su vida se cuenta en aún menos tiempo. "Motherless Child" grabada en 1930 es una canción de cuna auténticamente blues. Pero la obra maestra de Wiley es su "Last Kind Words Blues", una doliente canción en la que yuxtapone imágenes de gran violencia con tiernas expresiones de amor.

New Orleans también produjo varias cantantes de blues clásico que alcanzaron popularidad en las décadas de los años 20 y 30 del siglo XX. Entre las más importantes, cabe citar a Lizzie Miles, Lela Bolden, Ann Cook, Esther Bigeou y Blue Lu Barker. Todas eran vocalistas y se acompañaban de bandas de jazz. Se diferenciaban poco de otras cantantes de blues clásico, aunque Miles a menudo cantaba en francés criollo.


Todas estas mujeres demostraron la viabilidad de la música de blues en disco y siguieron apareciendo en grabaciones hasta el final de los años 20, ejerciendo una enorme influencia en una gran variedad de músicos. Hoy se las recuerda como “reinas del blues”. Establecieron una dinastía femenina tan persuasiva que el cantante negro más popular que grabó blues a principios de los años 20, Charles Anderson, imitaba aquellos estilos femeninos.



El blues clásico empezó a ser suplantado por nuevos estilos y melodías al finalizar la década de 1920. Como consecuencia del crack de la Bolsa en 1929 y la Gran Depresión que desencadenó, hacia 1932 los sellos que habían grabado prolíficamente blues clásico habían cerrado o habían sido vendidos a otras compañías, terminando de forma efectiva con las grabaciones y congelando sus catálogos.

La Historia del Blues continua en Maxwell Street, el blues de "Papa" Charlie Jackson 

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