La Historia del Blues: Blues clásico · Ma Rainey

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Ma Rainey
Gertrude Pridgett, más tarde conocida como Ma Rainey, inició su carrera en la escena a la edad de catorce años en un concurso de talentos conocido como A Bunch of Blackberries. En 1904 se casó con William ”Pa” Rainey, un artista itinerante, bailarín y comediante, miembro de Rabbit Foot Minstrel y formaron el dúo “Pa” and “Ma” Rainey. Los Raineys hicieron giras con las mejores compañías minstrel negras del momento.

En 1923, cuando Rainey llevaba girando más de 20 años y contaba con una amplia audiencia en el Sur, firmó un contrato con Paramount. Gracias a sus actuaciones en vivo, canciones como "Moonshine Blues" o "Bo-Weevil Blues" no tardaron en convertirse en éxitos de ventas. Al año siguiente, realizó algunas sesiones en Nueva York de las cuales salieron canciones que han pasado a ser estándares como "Jelly Bean Blues" y "See See Rider Blues" (o "CC Rider"), una canción popular estadounidense que utiliza los 12 compases para contar la historia de un amante infiel. El abrumador éxito de Rainey llevó a Paramount a incluirla en el circuito TOBA.


Entre 1925 y 1926 no dejó de girar y grabar y esto la permitió amasar de forma rápida una pequeña fortuna. Aunque en 1927, el gusto de la audiencia empezaba a alejarse del vodevil, la gran popularidad de Ma Rainey la permitió mantenerse sobre el escenario más tiempo que a muchas de sus contemporáneas. Aun así, Paramount decidió rescindir el contrato en 1928. Durante los primeros años 30, Rainey siguió actuando, aunque en condiciones mucho más precarias y, en 1935, tras la muerte de su hermana, se retiró de la escena. Regresó a Columbus, donde empezó a dirigir dos teatros en Rome, Georgia. En 1939, tras la muerte de su madre, Gertrude “Ma” Rainey murió de una enfermedad del corazón.

Cuando se compara el estilo de Ma Rainey con el de otras cantantes de la época, puede dar la impresión de que el suyo era un estilo poco refinado. Su forma de cantar puede situarse exactamente a mitad de camino entre los estilos rurales, más espontáneos y más rudos, por una parte, y la emotividad calculada del estilo profesional, por otra. Aunque venía de la tradición del vodevil, que incluía una gran variedad de canciones populares, su estilo musical en general muestra una sustancial influencia del blues. Durante los cinco años en que realizó grabaciones, de 1923 a 1928, grabó 92 canciones, de las cuales más de la mitad mantienen la forma básica del blues de 12 compases; y muchas de las demás muestran alguna forma híbrida de blues.



Ma Rainey compuso muchas de las canciones que interpretaba, algo raro entre las cantantes del blues clásico. Además llevó a cabo numerosas colaboraciones con músicos como las realizadas junto a Fletcher Henderson y Louis Armstrong en las sesiones de Nueva York en 1924. Pero quizá, la colaboración más exitosa fue la que realizó con Thomas Dorsey, a quien contrató como director de banda. Para las giras, Dorsey creó la Wildcats Jazz Band. Dorsey permaneció junto a la artista como pianista, director y arreglista hasta 1926, año en que sufrió una crisis nerviosa. Ambos volverían a trabajar juntos en grabaciones posteriores, pero Dorsey no volvió a salir de gira como director de la banda.


La influencia de Ma Rainey alcanzó a muchas de las cantantes de aquella época. Su bondad también fue reconocida en su propio tiempo, tanto por la ayuda que ofrecía a jóvenes artistas como por la puntualidad con que pagaba a su banda, una rara cualidad en el circuito minstrel negro de los años 20. A pesar de su corpulenta apariencia, se engalanaba con llamativos y lujosos vestidos para sus actuaciones y algunos autores apuntan a una mítica vida sexual repleta de hombres y, posiblemente, de mujeres. Además, también fue una hábil mujer para los negocios. Cuando la Gran Depresión amenazaba con la ruina financiera, Rainey abandonó las giras y regresó a Columbus.

Es un hecho histórico que fue una figura significativa y muy conocida en el Sur. Diversos autores sugieren que fue una mujer del pueblo y que no era indiferente a las vidas de los negros del Sur y, así, expresaba su alegría o dolor a través del blues de forma mucho más auténtica que muchas de sus contemporáneas. Su poderosa presencia en escena y su extraordinaria humanidad han hecho a Ma Rainey merecedora del título de Madre del Blues, contribuyendo de esta forma a la concepción del arquetipo de la diva del blues.

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