La Historia del Blues: Songsters

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La tradición songster
A principios del siglo XX empezaban a abundar las colecciones de melodías populares negras interpretadas por músicos itinerantes, los llamados songsters, muchas de cuyas canciones forman parte del blues más primitivo.

Nueva Orleans, la mayor ciudad de Luisiana, albergaba la mayor diversidad cultural en el Sur. Además de los estilos afroamericanos, había clubes de canto irlandeses y alemanes, música para bailes de sociedad y música de carácter militar para los desfiles y paradas. Tal diversidad sirvió de incubadora para una amplia gama de estilos musicales, entre ellos, el blues y el jazz. El más famoso de los artistas callejeros de anteguerra era conocido únicamente como “Old Corn Meal”, un vendedor ambulante afroamericano de Nueva Orleans que se hizo famoso a finales de la década de 1830 por cantar y bailar mientras vendía sus productos. Su canción más popular fue "Fresh Corn Meal". La tradición songster establecida por “Old Corn Meal” persistió hasta el siglo XX, con Richard “Rabbit” Brown, el único songster callejero de Nueva Orleans que llegó a grabar.


Los songsters, aquellos artistas itinerantes que presagiaban el blues al tiempo que conservaban sus fuentes seminales, describían vivamente la cultura popular afroamericana. Fueron estos artistas quienes, en gran medida, realizaron la transición de las canciones de los esclavos al blues, creando una forma de arte folk que sirvió como base musical de la mayoría del entretenimiento afroamericano del siglo XX. Mientras cayeran monedas en su sombrero con las que quitarse el hambre, actuaban como auténticas jukebox humanas. Un songster era capaz de ofrecer algo a todo el mundo, lo cual requería un repertorio inusualmente extenso, así como una cierta habilidad teatral. Además de poseer un conocimiento enciclopédico de los estilos de baile, los songsters tocaban todas las formas de música popular, mezclando baladas, ragtimes, cantos de campo, espirituales y cualquier otro estilo que generara una respuesta positiva en la audiencia.

Mucho de este material demandaba una experiencia como narrador y contador de historias; los songsters más exitosos pronto descubrieron que las mejores historias siempre eran autobiográficas. Su carácter itinerante daba credibilidad a su imagen de haber visto y hecho de todo, y esta sutil personalización de su música fue el contexto dentro del cual tomaría forma gran parte del blues.

Henry “Ragtime Texas” Thomas puede haber sido el primero en hacerse un nombre por sí mismo como songster. Su fecha de nacimiento en 1874 es anterior incluso a la del legendario Charlie Patton. Thomas dejó la granja de la familia en su adolescencia y, antes del cambio al siglo XX, ya interpretaba sus canciones con el quill, una especie de flauta antigua, una versión de la flauta de pan popular en el Sur en el siglo XVIII. El blues era solo un aspecto de su espectáculo. Thomas consiguió grabar a finales de la década de 1920 y, muchos años después, su música encontraría nuevas formas en el blues moderno a través de versiones de Taj Mahal, Bob Dylan y Canned Heat, entre otros.


El songster moderno de Texas más popular fue Mance Lipscomb, hijo de un esclavo de Alabama. Lipscomb, que nació en 1895, no grabó hasta que tuvo 65 años y nunca se vio a sí mismo como un músico de blues. Aun así, su sonido vintage de folk-blues mostraba fielmente la sensibilidad de los aparceros sin verse afectado por otras tendencias musicales exteriores. Sin embargo, aunque la música de Lipscomb se puede considerar pura, ciertamente no era primitiva. Su maestría en los múltiples estilos necesarios para un songster era impresionante, y su habilidad para rediseñar melodías en diferentes claves y tempos le alejaban de guitarristas más convencionales.

Bowdie Glenn Lipscomb abandonó su nombre de pila a principios de su vida a favor de Mance, una versión abreviada de Emancipación y el nombre de un viejo amigo de la familia que murió. Comenzó a tocar música de niño, cuando acompañaba a su padre en los bailes de campo. Sus hermanos eran guitarristas y un tío tocaba el banjo, así que la música fue una parte dominante de su educación, si bien el trabajo duro no le era ajeno. Durante cuarenta años, desde los dieciséis, trabajó como aparcero en el este de Texas, ayudando a su familia con las labores del campo. Había sido conductor de camión y ya próximo a su jubilación era capataz de un equipo de trabajo en las carreteras. Siguiendo el consejo de Lightnin' Hopkins, que prometió ayudarlo a encontrar trabajo musical, Lipscomb dio una breve oportunidad a la vida de la gran ciudad en 1956, mudándose a Houston, donde trabajaba en un aserradero durante el día y tocaba en los bares de blues por la noche. Hopkins, sin embargo, guardó celosamente sus trabajos y Lipscomb no pudo establecerse en la escena. Pero su estadía tuvo un resultado positivo cuando pudo regresar a Navasota y finalmente comprar su propia granja con un pago en efectivo por una lesión en el trabajo.


Unos años más tarde, la escena del blues vino a él cuando los folcloristas Mack McCormick y Chris Strachwitz lo buscaron en Navasota en 1960; finalmente lo metieron en el estudio de grabación y en conciertos mucho más allá del este de Texas. Strachwitz comenzaría su sello Arhoolie con una grabación de Lipscomb y lanzaría otra media docena de sus álbumes. En 1961, Lipscomb tocó para cuarenta mil admiradores en el Festival Folklórico de Berkeley y consiguió disfrutar de una docena de años de reconocimiento tardío antes de que la mala salud lo confinara en hogares de ancianos y hospitales hasta su muerte. Fue el último de la línea de animadores itinerantes de Texas que, al estilo de los griots de África occidental, sirvieron como depositarios culturales de las comunidades rurales que frecuentaban.

La Historia del Blues continúa en La gran migración I

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